A D. NICOLAS CAVERO MARTINEZ: TESTIMONIO DE AGRADECIMIENTO DESDE EL C.P. LUIS VIVES DE LEON

TESTIMONIO DE AGRADECIMIENTO A

D. NICOLÁS CAVERO MARTÍNEZ

DESDE EL C.P. LUIS VIVES DE LEÓN
Conocí a D. Nicolás Cavero Martínez en 1977, a poco de incorporarse en el Colegio Público “Luis Vives”. Mi esposa y un servidor llegamos a León en octubre de 1977.   He convivido con él y su familia desde entonces.
Aunque desde el primer momento tuvimos su afecto y nos ganó incondicionalmente a todos,  fue el uno de septiembre de 1980 cuando, al ser un servidor destinado al Colegio Público Luis Vives, comencé mi convivencia con D. Nicolás - Maestro, Compañero y Amigo -.
D. Nicolás había iniciado su magisterio en las escuelas públicas de Peque (Zamora), donde ejerció durante dos cursos, de 1955 a 1957, siendo destinado a continuación a las escuelas públicas del municipio cercano de Calzada de Tera donde ejerció hasta 1959, fecha de capital importancia en su vida ya que contrajo matrimonio con Dª Leonor Cabero Combarros, también natural de Barrientos de la Vega.








Leo y Nicolás en una de las fotos realizadas cuando contrajeron matrimonio el 29 de diciembre de 1959








Leo y Nicolás  de pie ante el retablo de su iglesia con su madrina ,Lucía Combarros Prieto, y padrino, Mateo Cavero Combarros, de boda.

A partir de entonces ejerció su magisterio en Estébanez de la Calzada, como propietario definitivo en dicho destino, que desempeño durante dieciocho cursos, de 1959 a 1977. Estos datos los he soltado tal como los recuerdo ahora pero estoy seguro que de no ser exactos, no se deben desviar mucho de la realidad
D. Nicolás y grupo de alumnos en la Escuela de Estébanez de la Calzada. La Escuela de sus amores de entonces y de siempre, constante en todo y fiel a los suyos.

A lo largo de los años que he convivido con D. Nicolás y su familia me ha quedado claro su apego, en el mejor sentido de la palabra, a su gente, a sus pueblos del alma.
 Con permiso de Leonor hemos seleccionado algunas imágenes de sus álbumes:

Día de Fiesta en Estébanez de La Calzada

Me ha quedado muy claro su amor a la naturaleza y a las actividades propias de nuestros pueblos, incluyendo la caza y la pesca, eso sí, con sus amigos de siempre. Su espíritu viajero no claudicó jamás, siempre dispuesto a participar en excursiones y salidas deseoso de conocer en vivo.


Le encantaba la naturaleza, su medio preferido.
(Peque, 1956)

En una excursión con tres amigos
Gijón, 1965

Cuando llegué al Colegio Público Luis Vives, D. Nicolás desempeñaba, además de sus labores docentes, el cargo de secretario del centro, que en aquellos años superaba los 1200 alumnos. Creo que era el colegio de EGB con más alumnos en León. La labor que realizaba como secretario, a mayores, era dura y si no recuerdo mal solía recaer, por ley, en la persona más joven del claustro. La plantilla del colegio estaba compuesta por treinta y tres profesores. D. Nicolás me tomó de inmediato bajo su tutela y, fue así como conocí al Maestro.
Mi primera conclusión, con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, es que el Maestro nace, es… luego puede perfeccionarse. D. Nicolás vive su profesión, es un maestro, profundiza en el conocimiento de sus alumnos – es capaz de descubrir detalles que suelen pasar desapercibidos o sencillamente no les damos la importancia que tienen–. Claro que importa el contenido pero en la realidad del aula con frecuencia la batalla estriba en el “como”, y los modos de enseñar deciden en gran medida los resultados. D. Nicolás ha sido tutor de profesores, algunos compañeros ya y otros aún alumnos universitarios.
 D. Nicolás tomó la decisión de dedicar su vida al magisterio en el medio rural y para hacerlo realidad comenzó sus estudios específicos, a finales de los años cuarenta, en la Escuela Normal de Magisterio de Madrid, hasta el curso 1947 – 1948 para,  incorporarse luego a la Escuela Normal de Magisterio de León, donde finalizó su carrera.
 D. Nicolás cursó la carrera de Magisterio en Madrid  y León:
Carnet de estudiante de la Escuela Normal de Magisterio
León, curso 1947-1948

Carnet de estudiante de la Escuela Normal de Magisterio
León, curso 1948-1949




D. Nicolás formó parte de un colectivo muy especial, esencialmente se trata de una profesión vocacional. Esta conclusión está avalada por la realidad de una nómina que no llegaba a cubrir los gastos de residencia y manutención, con frecuencia estos maestros debían ser auxiliados por su familia. El devenir de sus vidas deja claro que sólo una Fe inquebrantable, una Esperanza constante de obtener los frutos, de ver que los objetivos perseguidos, curso tras curso, terminaran por cristalizar en la formación de sus alumnos, su único orgullo, su recompensa más apreciada: el afecto de sus alumnos.



Pues bien, D. Nicolás fue mi Maestro, mi Compañero y mi Amigo permitiéndome observar de cerca su labor, descubriéndome que lo único importante es la persona y que no hay alumno malo, todos podemos y debemos mejorar. La vida de cada uno y la de todos a la vez debe desarrollarse dando a los trabajos de cada día el verdadero valor que tienen, creyendo y confiando, caminando juntos…queriéndonos.
A lo largo del ejercicio de su magisterio hubo de realizar muchos estudios de formación y actualización. En cada cursillo se entablaban relaciones de compañerismo y amistad entre los participantes, muy útiles y provechosas en posteriores actuaciones.
En los años ochenta, durante la implantación de la LOGSE, participó en la introducción de los recursos aportados por las nuevas tecnologías dentro de los proyectos Atenea y Mercurio, eso sí, dejándonos claro a sus alumnos que aunque todas las herramientas – él elegía ejemplos como la utilización del “bolígrafo” frente a la pluma y tintero – deben ser aceptadas y hay que instruirse en su manejo; no hay que perder de vista a la persona ya que nuestro futuro depende de nosotros mismos, lo demás considerémoslo, sólo herramientas o quizás..., decía un tanto socarronamente, debería decirse juguetes… que pueden tener su utilidad futura, claro, terminaba llevándose la mano a las gafas mientras seguía con su trabajo.
En los años noventa, después de pensárselo mucho pero animado por todos, decidió jubilarse con la esperanza de poder disponer de un tiempo necesario para hacer realidad algunos otros proyectos, especialmente viajar y conocer lugares deseados pero sobre todo convivir más con los suyos. Por otro lado jamás nos dejó a los demás que descaradamente y abusando de su enorme corazón hemos seguido gozando de su cariño y asistencia.
  • En C.P. Luis Vives
                 Vista del Colegio Luis Vives de León, situado entre
                 Avda. José Aguado y C/ Murillo y entre los jardines
                 de Reyes de España y Luis Vives.

transcurrieron los últimos quince años de ejercicio de su magisterio. A lo largo de estos años fuimos muchos los que compartimos las tareas de cada jornada con él. D. Nicolás nos deja toda la felicidad fabricada a fuerza de amor constante, de ejercicio de su vocación de Maestro, su exigencia de que todos a su alrededor viviéramos como una gran familia donde no tiene cabida la infidelidad. La verdad nos une, la unidad nos ahorra pérdidas y nos constituye en sociedad con capacidad para lograr todo proyecto que nos propongamos.  Sus enseñanzas pero especialmente su ejemplo nos conforta y efecto de todo ello es este testimonio de agradecimiento al hombre, a nuestro Maestro.
Los profesores de hoy heredamos los frutos del trabajo de Maestros como D. Nicolás.
( C.P. Luis Vives de León  a 20 de marzo de 2013)



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